Las tradiciones y celebraciones en Almoloya de Juárez sin
duda alguna han sabido sobresalir y son famosas por su particular organización,
colorido y sobre todo gran participación. Ese es el caso de la Villa de San
Francisco Tlalcilalcalpan y la celebración de su santo patrono, San Francisco
de Asís, pues ésta se coloca entre las principales conmemoraciones religiosas y
culturales de nuestro municipio.
Dicha festividad se lleva a cabo cada 4 de octubre. El origen
del festejo no es claro y sólo remite a un carácter religioso; sin embargo, la
noticia más antigua que refiere a la realización de un paseo alegórico como el
que actualmente se efectúa, corresponde a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en donde los
trabajadores agrícolas de la hacienda de San Francisco Guadalupe daban gracias
al Santo Patrono del pueblo y de la hacienda
por el trabajo que se había tenido durante el año.
En sus inicios, el recorrido, que se realizaba a manera
de agradecimiento o penitencia, correspondía
a las haciendas de Santa Cruz y San Francisco. Durante el siglo XX, ya con la
caída de los grandes terratenientes y con la dotación de tierras ejidales
dentro de estas haciendas, la gente de San Francisco se incorporó a este
festejo agregando en un primer momento valores como los disfraces de campesinos
y animales; posteriormente y conforme a la moda, se integraron disfraces de
seres de ultra tumba.
En esos días la participación de la gente era totalmente
diferente a lo que se conoce en la actualidad. Aquel se realizaba en las calles
principales del centro de la Villa, y se contaba con la participación exclusiva de los
habitantes del pueblo, de la misma manera se dejaba notar una peculiar transición
ya que a lo largo de la procesión iban acompañadas con veladoras; asimismo
realizando una escala en la hacienda de San Francisco para posteriormente
finalizar en la capilla.
En cuanto a la participación especial de las
personas que gustaban de lucir un
disfraz a lo largo del recorrido, se contaba solamente con la caracterización
de los llamados “locos” y, con el paso del tiempo, se fueron incorporando
personajes clásicos como el oso, los viejitos y los payasos; estos últimos se
caracterizan por hacer versos que “ridiculizan“ a
los personajes sobresalientes del pueblo.
En la actualidad la organización está encabezada por
cuatro manzanas de la Villa, dentro de las cuales año tras año se elige a sus
representantes para conformar el grupo de mayordomos (integrado por 12
matrimonios), mismos que son los encargados principales de distribuir y atender
a los invitados, es decir a cada uno de los mayordomías de los diferentes
localidades vecinas y público en general. Los preparativos para el magno evento
comienzan meses atrás, cuando los representantes de los diferentes gremios del
pueblo se reúnen para establecer cuáles serán
los apoyos o donaciones para la celebración: traileros, taxistas, gaseros,
comerciantes, charros y escaramuzas entre otros. La fiesta conlleva un largo proceso ya que
aunado a esto las familias de la localidad realizan una distintiva cooperación
para la compra de comida, bebida y realización de eventos culturales en los que
tiene acceso el público sin costo alguno.
La conmemoración comienza días
antes al 4 de octubre, es decir, el 25 de Septiembre con el novenario, que es
realizado por las familias de cada una de las manzanas, en los cuales se ofrece a los asistentes tamales, pan,
galletas, atole, café etc de tal manera que al
finalizar el novenario se lleva a cabo un evento mismo que da pie a la
celebración oficial del santo patrono. Dentro de este evento se queman fuegos
pirotécnicos, toritos, castillos los cuales son acompañados por música regional y/o de banda. Al día siguiente se
lleva a cabo el recorrido por las calles del santo patrono y de los carros alegóricos,
el cual cumple con el siguiente orden: carro alegórico de “los payasitos”
integrado por los participantes veteranos; sin embargo, y dada las condiciones
de su edad y el largo trayecto del recorrido,
son los únicos que lo realizan sobre el coche; posteriormente, se incorpora la
banda principal de la iglesia, y por último y no menos importante, el resto de
los participantes que visten con diferentes atuendos y disfraces y realizan el
recorrido a pie.
Durante los días de festejo, se llevan a cabo diferentes
eventos culturales como peleas de gallos, carrera de caballos, participación de
artistas, eventos deportivos, representaciones prehispánicas como las danza de
los aztecas y concheros, mismos que
reúnen a gente de todo el municipio y sus alrededores en los terrenos
designados de la feria ubicados a un costado de los campos de fútbol.
Por otra parte, la derrama económica que se tiene es
considerable ya que no sólo se queda en
San Francisco, sino también cuenta con la participación de las diferentes
localidades de los alrededores dentro de los recorridos y con la venta de
diferentes productos. La celebración al santo patrono no solo reúne a las
localidades vecinas, sino también se cuenta con la visita de personas del
Distrito Federal, Zinacantepec, Toluca entre otros.
Año tras año la participación de la gente es invaluable,
ya que por su riqueza cultural y variedad la Feria de San Francisco
Tlalcilalcalpan seguirá siendo una de las más concurridas no sólo por las localidades vecinas del
municipio, sino también por la de pueblos aledaños.